Como un río de esperanza, el movimiento indígena trae la vida en un nuevo Pachacutec.
Ella se aviva y se regenera en cada pueblo. Un manantial de esperanza se avecina. Y aunque los augurios sombríos de la muerte que resiste a un nuevo ciclo, perpetrada desde los márgenes de la izquierda y de la derecha por las minorías gobernantes europeizantes de la “América Latina”, ya nada cambiará el mensaje de la tierra irredenta de los hermanos ecuatorianos. Un proceso pedagógico desde la reciprocidad ya se ha consumado y se instala definitivamente en la memoria colectiva de la hermandad cósmica.
En los confines del Abya-Yala, Yacu, el agua de la cocha sudorosa, es solo la manifestación material de un tiempo germinal, la fértil PACHAMAMA, es decir el “estar haciendo juntos en el cosmos”, ya amamanta una nueva vida en la paridera libertaria. Jallalla, hermanos indígenas del Ecuador.